El mobiliario industrial nació en los años 50 en Nueva York, con la recuperación de espacios abandonados que antes servían para albergar grandes industrias. Poco a poco se fue popularizando gracias al cine americano y al Pop Art liderado por Andy Warhol y su Factory.
Desde entonces, las antiguas naves y almacenes se utilizan como viviendas: los lofts y los espacios abiertos imitan perfectamente estos espacios industriales.
Se caracteriza por un diseño basado en líneas limpias y esenciales para que el mobiliario sea lo más funcional posible.
Un ejemplo de ello es nuestra SILLA EMMA o la MESA LUXURY con la mezcla adecuada de melamina y hierro.
Ambos tienen un «encanto grunge» que permite colocarlos en cualquier ambiente: desde el salón hasta la cocina o el dormitorio.
Algunos detalles más para entender mejor el estilo industrial:
– Los suelos suelen estar hechos con una resina industrial u hormigón pulido, para no tener juntas y dar una sensación de continuidad al espacio.
– Los muros perimetrales se dejan sin terminar, prefiriéndose los revoques claros en tonos blancos, crema, gris paloma o con ladrillos a la vista. Los muebles o lámparas de metal recuerdan al mobiliario industrial, pero las telas para el sofá o la cama también pueden cumplir esta función, si son de color gris.
– Los metales ferrosos son claramente los más populares, pero para evitar que la habitación sea fría, la madera y el cobre también son muy adecuados.
– La luz es muy importante aquí, ya que puede aligerar el ambiente, ya que los muebles de metal pueden ser visualmente pesados. Para poder dar luz a las habitaciones grandes, se necesitan grandes ventanas con un estilo sencillo.
Como alternativa, se deben utilizar grandes lámparas de pie o focos, alternando con lámparas colgantes, cuyos cables deben ser claramente visibles para que se asemejen perfectamente a la «forma de una fábrica».
¿Te has enamorado de este estilo de decoración? Descubre nuestros consejos para conseguir el salón industrial perfecto.